sábado, 5 de octubre de 2013

Capítulo 35 - Como un terremoto.

La mañana se presentó más como un castigo que como una escusa para escurrirse entre las sábanas. Cristal se despertó cerca de Álex, muy cerca. Pero no le abrazó, no lo tocó, aunque por dentro durante un segundo fantaseó con el hecho de que ella se hubiera abrazado a él y él se hubiera despertado antes.
Pero no fue así.  
Miró a Álex dormir, y por otro segundo fantaseó.
Sus rasgos eran dulces y duros, su descanso parecía no poder interrumpirse con nada. Todo había empezado con él, por eso, por mucho que le doliera ella tenía una teoría : Si con él empezó, y no fue bien, no acabaría con él. Tampoco con Lucas. Se decidió por primero amar a la chica que la miraba desde el espejo del baño de su amiga Helena.
Cristal miró su móvil 8 mensajes de Lucas, pero ni una sola llamada.
Amor, ¿Cómo está tu tía? Si necesitas algo avísame. Te quiero. 
¿Podía ser eso mentira? ¿No la quería? Leyó el siguiente. 
Petita no me contestas y me preocupas. ¿Ha pasado algo? Te quiero mucho mucho.
¿Cómo podía alguien así mentirla? ¿Y para qué? ¿Dinero? No era precisamente rica, bueno, quizá solo un poco. Pero eso Lucas no lo sabía. 
Es el 3 mensaje que te mando, ¿Dónde vive tu tía? ... Estoy preocupado. 
¿Preocupado? Más bien frenético, solo hay dos minutos entre el segundo mensaje y el tercero. El cuarto fue enviado 1 hora después. 
Todas cosas parecidas, y por el sexto resultó agobiante. Pero el ocho la dejó totalmente anonadada.
He llamado a todos los hospitales públicos y privados, he dicho que era familiar, y me han dicho que no había nadie con tu apellido. ¿Qué está pasando? Llámame. 
"Bueno, por lo menos me busca, no se queda parado." Aunque tampoco la había llamado, Cristal estaba tan agobiada por todo lo que pasaba que solo tenía ganas de irse de la ciudad y no volver a ver a nadie. Nunca más.
-Buenos días, Cristal.- Alex apareció por la puerta del baño. No estaba radiante, de hecho tenía ojeras, y se le notaba abatido.
-Buenos días, Alex... ¿Qué tal has dormido?- "Muy bien, Cristal, eres una diosa de la espontanead, y de la elocuencia. Sí, sí." Pensó mientras fingía arreglarse el pelo mirando al espejo.
-Un poco mal, alguien me ha pegado un par de patadas. - Sonrió picaron. Cristal se derritió por dentro, que hasta en un momento en el que nadie sabía exactamente qué pasaba buscara un momento incómodo y lo convirtiera en uno gracioso, era un verdadero amor.
-¿Sí? Pues no sé yo... A mí también me han pegado un par de codazos. Malditos duendes. De hecho en un momento he sentido como me quitaban la manta, uf.- Le miró a los ojos. "Basta ya." Se repitió como un mantra.
-Sí, malditos duendes...
Y se fue hacia la cocina, mientras se hacía unas tostadas con Ismael, Cristal se sentía algo sola. Por un segundo se replanteó si todo lo que le estaba pasando era una señal para volverse monja. Ni chicas, ni chicos que puedan romperte el corazón.
TOC TOC TOC
"Oh, no. ¡NO NO NO!" Cristal se escondió en el baño. Escuchó a Ismael ir a abrir la puerta.
-¡Hola, preciosidades!
Cristal salió del baño con cara desconcertada, y cuando las vio corrió a abrazarlas. Helena e Ingrid entraron como terremotos , gritando el nombre de su amiga. Y cuando la hubieron abrazado las dos, Helena fue a saludar a su novio. 
Después de hacer un gran desayuno, las tres eufóricas olvidando todo lo que había pasado, y los chicos padeciendo que ellas les invitaran a bailar, se sentaron en la mesa de el comedor.
De repente todo el comedor calló, y la cara de Cristal quedó pensativa mirando la mermelada.
-¿Cómo estás, cariño? -Casi susurró Helena.
-Harta de todo esto. - Dijo Cristal gimoteando.
-Cris, no te sientas mal, pero vas a tener que volver a tu casa, alguna vez... Es TU casa, y él está en ella. Obviando que por supuesto, tienes que dejarlo.
-Ya, Isma, pero es que no es tan fácil...
-Bueno, encontraremos la manera. -Fingió una seguridad bastante creíble Alex.

Cristal tocó el timbre de su casa.
-No puedo. Se va a dar cuenta.
-Estamos aquí, no te va a hacer nada. Vamos, Cris. Tienes que hacerlo.

-¿Sí? -Contestó Lucas/Luis.
-Cariño, baja, vamos a dar un paseo y te cuento todo lo que ha pasado con mi tía.
-¿Por qué no subes?
-He estado toda la noche encerrada en una habitación de hospital, necesito aire. ¿Qué te pasa? Vale que estuvieras preocupado, pero estoy aquí, y estoy bien.
-Sí, sí. Perdona cariño es que no sé, me había sonado raro. Espera que me ponga una camiseta.
-Te espero aquí, amore.
Las encías de Alex estaban tan apretadas que parecía que iban a explotar. Todos se escondieron, Alex, Ingrid, Helena, Ismael, la policía... 

1 comentario:

  1. Me encanta la historia, disfruto con Alex y Cristal cada vez que lo leo y de hecho yo tambn escribo una historia y me gustaría que pudieses darme tu opinion para continuar o no. Besos !
    http://the-world-where-dreams-come-true.blogspot.com.es/

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