Capítulo 15 - ¿Hasta el fin del mundo? ¡Hasta el fin del mundo!

El día era gris, y rompió la lluvia, ya era tarde para pensar que habían hecho mal montando el entierro ese día. Pero, era lo único que podía hacer. La madre de Cristal estaba completamente destrozada, no hablaba. Desde que recibió su noticia, ni una sola palabra. Nadie la reconocía, ese brillo que solía tener en los ojos y le hacía ser una chica pizpireta, una mujer alegre y descarada, había desaparecido.
-Mamá, vamonos. Esto ya ha terminado, y por más que estemos aquí... Vamonos, por favor.
Alex permanecía callado toda la ceremonia, tan solo miraba a Cristal y le hacía una pequeña mueca de sonrisa, o la miraba tan profundamente que hacía que ella entendiera lo que él pensaba, tan solo con la mirada.y Después del entierro, llevaron a su madre a su casa, después de dos días lo único que dijo fue :
-Mamá, debes salir, si pasas todos los días encerrada no te va a ayudar, para todos es difícil... Pero te ayudaremos, tranquila.
-Hija, vete, quiero estar sola, no lo entiendes.
-Sí lo entiendo. He crecido mamá veo las cosas como son y no como quiero verlas.
-¿Sí? Vale, pues ponte en mi situación, Alex muere, y tú hija, la que has tenido con él, te pide que te socialices, ¿Qué harías? ¿Salir? No, eres demasiado parecida a mí. Harías lo mismo que yo, y si sales, o sigues tu vida, es porque no te queda otro remedio. Pero tú tienes 18 años, yo 48. Todavía no soy una ancianita, pero mi vida se ha ido con tu padre, y parte de mi corazón también. Solo necesito tiempo, para pensar, para mandar al mundo entero a paseo durante unos días , luego volveré. Lo prometo. Y siento todo, perdón. Pero ya me conoces, te conoces.
-Sí, mamá, lo siento, tienes razón. Perdona.
-Te quiero.
-Yo mucho mucho más.

Ellos salieron de la casa, la verdad que no muy convencidos de dejarla allí, pero no la iban a obligar. Al menos hoy no.
-Vale, sé que la cosa no está muy animada, recuerdo que con lo de mi madre tampoco me apetecía salir. Pero tenía menos años, y tampoco podía salir demasiado. Así que no tuve la posibilidad de elegir a donde huir. Tú sí, decide.
-Es difícil no decir el hospital, pero, ¿Para qué voy a ir ya? -Le salió una sonrisa triste y un dolor que creó unas lágrimas en sus ojos.
-Oh, cariño. Desahógate, en serio. Puedes contar conmigo. No te voy a decir que evitaré todos los golpes que vayas a darte, pero sí, te ayudaré en cada combate a levantarte de nuevo. Te lo prometo, mi princesa.
-Mi plan de huida eres tú, es tu piel, son tus ojos, tus labios, tu pelo, tu culo, tu ropa, tus zapatilla adidas, tu romanticismo  ¿Donde está mi plan de huida, ahora mismo?
-A 2 segundos de besar el cielo...
-Uno, dos.
Se besaron tan tiernamente,que no pudieron evitar quedarse abrazados durante unos 5 minutos de reloj.
Más tarde fueron a la "Ciudad de las Artes y las Ciencias", charlaban como si fueran amigos de toda la vida, con toda la confianza del mundo. El viento era algo fresco, ya que estaban en octubre. Serían las 7 de la tarde cuando Cristal se sentó en el suelo, le miró, y sin pensarlo dos veces :
-Tengo que confesarte algo, y puede que te eche para atrás, pero si has venido hasta aquí algo debe significar... ¿No?-Empezó a tener su tic nervioso de rascarse la yema de los dedos, o peinarse el pelo hacía atrás. Alex hizo ademán de interrumpirla.-No, déjame soltarlo todo de una vez... ¿Vale? Si me paras no sabré seguir.  Te quiero, de verdad. Sé que hoy solo debería pensar en la muerte de mi padre, y estar totalmente deprimida. Lo sé. Y juro que en parte lo estoy, pero la otra parte de mí dice que he encontrado a  esa supuesta "media naranja" de la que todo el mundo habla, de la que pocos conocen. Y yo, es que, te va a sonar a niñata de 13 años. A ver, me llamas princesa, me haces detallazos, me miras a los ojos y me estremezco, siento tus caricias y mi piel se eriza. Cuando hago el amor contigo es como si fuera por primera vez, como si, de nuevo, me sintiera nerviosa y al mismo tiempo a gusto. Como si solo hubiera un chico en este mundo, y fueras tú, sin dudarlo un instante. Cuando me dices esas cosas, que por cierto espero que no hayas dicho a ninguna otra, me da la sensación de que nadie en este mundo me puede hacer sonreír más que tú. - El poco viento que había rizó y desrizó el pelo de Cristal, y lo onduló como una bandera. Eso le hacía ser aun más bella.- Y no sé, no puedo concentrarme en nada , porque solo pienso en las cosas que nos pasan día a día. Es que esto es una puta locura, es que lo sé, que no nos conocemos casi. Pero para mí es como si te conociera de toda la vida, como si hubieramos sido amigos desde pequeños. Y lo cierto, es que me comporto mal, y bien. Y que sí, soy una inmadura... Y por esto puede que más. Pero aunque solo lleve 18 años y un mes y medio viva, puedo decirlo... He encontrado al amor de mi vida. Al hombre de mi vida. Al sueño que se convirtió en realidad, a la perfección. De verdad.
Después de soltar todo esto, Cristal cerró los ojos, muy profundamente... Y respiró hondo, se sentía genial.
Miró a Alex, avergonzada, y cuando lo vio, no puedo evitar sonreír. Estaba llorando, puede que de la emoción, puede que porque se le había metido algo en el ojo. Pero lloraba, y sonreía.
-Ti amo, ti amo. Tu sei la mia felicità. L'amore della mia vita, davvero.
-Cariño, que soy española, por favor...
-Te amo, eres el amor de mi vida. Pero yo eso lo supe en cuanto me di cuenta de que en Italia dejó de salir el sol el día que desapareciste. Te amo, ti amo. ¡Lo aprenderé en mil idiomas! ¡Y te lo diré, te lo escribiré, lo gritaré por la calle! ¡Gritaré que TE AMO CON LOCURA Y PARA SIEMPRE! ¡TE AMO PRINCIPESSA! Tú serías el sueño de cualquiera, pero tengo la suerte de que solo te has hecho realidad para mí.
Los besos empezaron a juntarse con las manos, las manos empezaran a rozar la carne del corazón, el corazón empezó a bombear con una rapidez alarmante, y en consecuencia la temperatura empezó a elevarse. Alex se levantó, le agarró la mano y le dijo :
-¿Hasta el fin del mundo?
-¡Hasta el fin del mundo!
-Pues la primera parada es mi hotel.
Juntos. De la mano. Corrieron en busca de su hotel, se perdieron por las calles, pero la temperatura subía...
¡Por fin lo encontraron! subieron al ascensor piso 7 suite 52, apenas podían evitar arrancarse la ropa en la puerta de la suite. La pasión los enloquecía los transformaba  y los devoraba. No había tiempo, sobraban el bolso, la ropa y las sabanas. Los besos aumentaban, la intensidad de los latidos más. Aunque fuera otoño, sentían los grados que había en el infierno. Los minutos no se contaban con segundos, se contaban con besos. Dos besos un minuto. La camiseta de Alex voló más allá del mini bar. El vestido de Cristal acabó en la silla de al lado del baño. Las sabanas cayeron a un lado de la cama, y las almoahadas a otro. Y comenzó la pasión absoluta. Ella sentía su piel, y él la de ella. El amor era tan inevitable como esos besos por todo el cuerpo. Esa noche la luna brillaba como la primera vez. Esa noche las estrellas fueron testigos absolutos. Esa noche todo acabo siendo algo prohibido. Esa noche el cielo estuvo escondido debajo de su falda y dentro de su pantalón. Esa noche se escucharon más "Te amo" reales de los que jamás nadie escuchó.

Despertó primero Cristal. Era tarde, eran las 12. Tenía que pasar por casa coger los libros e ir a la universidad.
-Alex, cariño.. Mi amor...
No se despertaba, estaba tan guapo durmiendo, que hasta le dolía intentarlo. Escribió en una nota : "¿Hoy comemos con Irene, no? Me muero de ganas de conocerla. Venir por mí a la universidad a las 17: 30. Te amo. ¿Hasta el fin del mundo?"
Cogió un taxi, y llegó a su casa. Al entrar escuchó las respiraciones fuertes de su madre cuando dormía, y vio en la mesa del salón una nota. : Hija, esto lo ha traído el cartero.
Y un paquete con una marca telefónica. Lo abrió. Un móvil de último diseño, de esos que eran como ordenadores chiquititos. Lo encendió, puso el pin. Un sms. De desconocido, para variar.
"Si no tienes móvil no puedes recibir mis sms, y no puedo pretender que sonrías. Me encantas, y estaré aquí por si me necesitas. Lucas.  PD: Tengo tu dirección porque tengo enchufe en el hospital, espero no parecerte un acosador."
Ella sonrío, y al instante se sintió culpable. ¿Le gustaban los dos?