Capítulo 19 - El mensaje de los peces.

La habitación estaba patas arriba, con la ropa en el suelo, la cama desecha, los bolsos esparcidos en cada rincón de el cuarto de Cristal. <¿Donde estará ese maldito móvil?> No sabía ni para qué lo quería, simplemente el hecho de perderlo era lo que le molestaba…

-Nena, te he comprado unos tacones, pero los estreno yo, ya sabes…

-¡Mamá! ¿Qué dices? ¿Sí? ¿Dónde vas? ¿Y con quien?

-Con las chicas, llevan unas semanas insistiendo en sacarme de casa, no pienso ligar pero por bailar un poco no voy a ir al infierno.

-Di que sí, mamá. A ver, lo de … Bueno, esto es muy reciente, y quizás más adelante quieras estar con algún otro, yo te apoyaré. En todo.

Se miraron, aprobación, orgullo, amor, y mil cosas que una madre transmite de diferente manera que los demás no suelen entender. Se sonrieron.

-Te quiero, pequeñaja.

-Sí, sí, mucho amor, pero a ver mis nuevos tacones…

Ambas echaron a reír, Cristal durante un rato olvidó completamente todo lo que le rodeaba, solo se preocupó, por ella, por su madre. El único lazo que la seguía uniendo a la cordura, unida un poco con Helena. Aunque esta última también tenía una locura notable.

Una vez hubo reído con su madre de los tacones y haberla visto sonreír, esta sensación era más buena que tomar chocolate caliente una fría mañana de invierno, recogió todo. Subió a la moto, y se dirigió hacia la universidad. Hoy acababa hasta la semana que viene, así que.... ¿Era jueves? Sí, jueves 3. ¿Cómo, Jueves 3?  Frenó la moto en mitad de la calle, y lentamente la dirigió hacia la acera, allí comenzó a contar con los dedos... -Ventiseis, veintisiete  veintiocho... 

No podía ser, no podía estar embarazada... <Siempre usamos protección... Sí, será un retraso normal... No, no lo es... Hay dios mío.> Sus ojos miraban inquietos a ninguna parte. Cabía la posibilidad, pero si se hubiera roto... Lo hubieran notado, ¿No? Se tocó los bolsillos buscando el móvil. No estaba, no le importó. Habían dos opciones, ir a clase, o ir a la farmacia. Si faltaba a clase perdería mucho, y estaban a punto de entrar en exámenes, pero si iba tampoco se iba a concentrar. Después de estar 5 minutos rebanándose lo sesos pensando, decidió ir a clase. Camino a la universidad se topó con una mujer de más o menos su edad con un carrito de bebé, rosa palo, lo que hacía suponer que era una niña. Esa mujer estaba muy contenta, mucho. Pese a ello, a esa gran paranoia, estaba en una zona en la que no recordaba donde había una farmacia, o si quiera, si había alguna por allí. Así que al fin y al cabo fue a clase... 

En un sturbucks cerca de la universidad, sentada en una mesa, guapa y con ese toque enigmático de siempre esperaba Sophí. Pidió un muffy y sacó su portátil el punto wi-fi gratis del local le permitió meterse en internet, buscar cosas, entrar e algunas redes sociales, nada fuera de la común, hasta que visitó Facebook. Para ser exactos, el facebook de Alex, le estrañó que no hubiera fotos de él con esa niñata... Y ni siquiera había actualizado, diciendo donde estaba, etc... Alex era un adicto a las redes sociales, a las fotos y documentaba todos sus viajes y subía todas sus fotos. Pero no tuvo demasiado tiempo para pensarlo, puesto que un sonido de que la puerta se abría sonó. Era la hora exacta, era Lucas. Llevaba unos vaqueros oscuros, y una camiseta blanca con cuello de pico, no muy pronunciado, con unas zapatillas altas blancas y negras. Aun así, su porté y su forma de caminar lo hacía elegante. Era uno de esos chicos que tenía estilo, llevase lo que llevase. 

Se fijó en él, pero no pudo asegurar su identidad. Hasta que él miró la sala con cara de sorprendido, y al mismo tiempo decepcionado miró la sala baja, no había más de 4 personas y ninguna de esas personas era Cristal, por desgracia. Subió las escaleras hacia el segundo piso, allí habían algunas personas más, pero seguían sin ser Cristal... Bajó las escaleras cabizbajo , y con cara desolada...

-¿Lucas?- Preguntó Sophí con una falsa preocupación reflejada en su cara.

-Sí, ¿Quien eres? -Antes de que Sophí tuviera tiempo a contestar y dar su explicación, él  la interrumpió, bueno, se anticipó a su respuesta.- Lo siento, había quedado con una persona, no se ha presentado... Y bueno, yo me tengo que ir...

¿Perdona?- La mirada de Sophí cortó la respiración del chico.-¿Tienes a este pedazo de mujer y te vas defraudado por la niñata esa? ¿Qué les pasa a los tíos? Tú has quedado conmigo. 

-Eh, vale , me he perdido...

-Bueno, pues te explico. Soy una amiga, y me vas a escuchar porque te conviene. Te conviene mucho. 

Y ambos en aquellas sillas rojas, y cómodas. La mirada de Sophí estaba llena de placer, de un mal bien hecho, de presenciar un plan increíble. Llena de maldad. 

Alex miró a Ingrid otra vez con esa cara tan sarcástica suya...

-No pienso ponerme esto. 

-Si estás guapísimo. 

-Sí, quizás en los 70'; pero ahora... Lo que se dice ahora...

-Es 'vintage.'-Rió mientras pronunciaba dramatizando el acento de las niñas pijas, que solían salir en la MTV-Va quítate eso, en serio, o me va a dar un ataque de risa.

Ingrid intentaba ayudar a Alex a elegir ropa para esa noche, haría dos meses que Alex y Cristal se conocieron. Y el primero no lo habían podido celebrar por la distancia. Pero él no sabía que ella le tenía preparada una sorpresita. Al final pidieron un taxi:

- ¿A donde van? 

-Donde haya un centro comercial. 

-Tenemos lo más próximos, relativamente, que son Aqua, Santander, Nuevo Centro, y Bonaire... 

- A ese.

-¿A cual?

-Al último...

-¿A Bonaire? 

-Sí, eso a Bonaire.

Visitaron tres tiendas y una era solo de mujer, en la que Ingrid se compró unos tacones de diez centímetros. Que la hacían igual de alta que Alex. Otra tienda, y otra más.

-Jo, Alex me duelen los pies. 

-Quítate los tacones, mema.

-No quiero, para algo me los he comprado. Voy a preguntar a alguien, para encontrar una tienda para este chico indeciso... 

-No, va, que todavía me falta ir a hacer el picnik.  

-Oye, perdona una tienda buena de ropa, ¿Hay por aquí?
-El pull mola, o si no, el bershka. 

-Vale, ¿Y donde están?

-Todo recto, ¿Oye, tienes número de teléfono?

-¿Y tú algo que me pueda interesar? ¿No, verdad? Pues eso.

-Au , nano. Menuda flipá.

-En fin los canis son internacionales... 

-Y los moscardones también. 

Ambos rieron sin parar hasta encontrar la tienda esa que se llama Bershka.

Entraron, la música les hizo que el buen humor aflorase. Una camiseta, dos camisas, tres vaqueros, un par de zapatillas de vestir... Se compró un conjunto de vaqueros azules y camisa roja y azul, con una camiseta blanca , el par de zapatillas negras de cuero... Informal, pero capaz de ser el centro de atención en cualquier sitio. Luego pasaron por alguna tienda más.
-¿El pull donde está en honkong?
-Ahí pull.. Ah, no, pull & bear.
-¿No será ahí?
-Madre mía, menudo lumbreras, claro que es ahí.
Ya serían las diez de la noche, Cristal y Alex habían quedado en su casa a las nueve y media y él no aparecía. Y entonces hizo lo que hace la gente cuando espera a alguien y no aparece, más paranoia, más inquietud. Se conectó a Facebook, miró la tele, y no vió nada, observo como pasaba la manecilla de los segundos, más tarde de los minutos... Y por poco no fue la de la hora. 22:46. Sonó el timbre, Cristal sonrió , pero miró con una rabia infinita. Bajó, y allí estaba con un ramo de flores, guapísimo.
Él extendió sus flores, y ella las recogió. Sonrieron, él se acercó a besarla, y Cristal con una sutileza digna de un elefante en patines lo esquivó.
-Me subo, ¿Vale? Muy bonito el ramo y todo esto... Pero tengo sueño, ya sabes...
-Vale, me lo merezco, lo siento. Pero hoy pasas la noche conmigo.
-¿Después de hacerme espera tres cuartos de hora esperas que nos acostemos? La llevas clara.
-No, amor, nunca te pediría, ni te forzaría...
-Ah, vale, supongo que gracias, pero eso me esperaba...
-Ven conmigo.
No pudo decirle no a esa sonrisa, era inevitable. Subió, y Alex le tapó los ojos con una venda blanca.
-¿Qué haces, cariño?
Le besó en la mejilla, y le acarició los brazos.
-Mi, mi amor... De verdad, yo...
-Sh, tú solo relájate.
-Está bien, pero ayudaría que no me pidieras que me relajara.
-Vale, ya me callo... Te amo, princesa. Eso es lo último que voy a decir, bueno quitando esto, bueno esto... vale, me callo.
Poco tiempo después la limusina paró, un hombre, posiblemente el chouffer, la ayudó a salir. Le desató la venda, y le dio una carta.
-'¿Ves ese montón de velas? síguelas, la próxima pista está en su final. Te amo.'
Leyó Cristal en voz baja, casi un susurro. Antes de ir en busca de Alex, miró al chouffer.
-¿Cómo nos han permitido estar aquí, el Aquario cierra por la noche, no?
-Que se lo cuente él, que a mí no me deja decirle nada, pero que conste que he ayudado eh. Y mucha suerte.
Le sonrió, nunca se habría dado cuenta de que ese hombre si quiera existía si no llega a ser por ello.
Siguió las pequeñas velitas, y al final de ellas, había un pequeño papel.
<Sigue a tu corazón y me encontrarás>
Había dos direcciones, ¿Cual tomar?
Entonces una preciosa canción empezó a sonar desde la izquierda... Me enseña a pintar transparente el dolor con su sonrisa ...
 ¡Claro, el corazón, hacía la izquierda!
Al llegar al final, Alex había retirado las mesas y sillas del restaurante, y había tirado una manta verde, que de lejos podría parecer césped, y en él, unas cestas con comida. Un picnik.
-Mi amor... ¿Esto es un picnik? Es precioso, de verdad...
-Principessa, esto es una cita bajo el mar, o bajo el río, bajo agua al fin y al cabo. Y no he acabado.
Pulsó un botón rosa chicle a su lado, que debió de hacer unas vibraciones al agua, porque los peces empezaron a moverse rápidamente. Primero se pusieron tres en vertical, y dos en horizontal... Luego los demás. Alex se acercó, la besó. La abrazó, y la movió hacía atrás, entonces vio desde lejos el mensaje de los peces. TI AMO.
Una lágrima de felicidad, y un grito desahogado. Se miraron, y el mundo se paró. Desapareció entre luces emborronadas, y azul difuminado. El mundo podía esperarles, al menos esta noche. Se sentaron y comenzaron a comer, a hablar de futuro, de su relación, de sus gustos, reían, eran felices...

-Llevamos aquí unas 5 horas...
-¿Ya? Se me han pasado volando...
-Y a mí, gracias por todo esto, te amo. Te amo muchísimo. Pero si no pregunto exploto.... ¿Cómo lo has conseguido?
-Un amigo mío de la infancia tiene un primo que es el marido de la dueña del Aquario, y me debía un favor.
-Oh, oh, mafia italiana.
-Casi, le dejé copiar un examen en 2º de bachiller.
-¿Una especie de trato?
-Cristal, mi amor, que no, que no soy un mafioso, me lo ha hecho como favor, yo voy a intentar que en los hoteles haya publicidad de este lugar y punto. Que yo sepa, todavía no me han nombrado padrino, te soy sincero.
-Tú eres sincero, es justo que yo también lo sepa, ¿No?
-Sí, ¿Qué pasa?
-Creo que estoy embarazada... Y el pollo está un poco seco.