Capítulo 22. -No es tan fácil. Ni tan difícil.

La vida volvía a sonreír, quizás no es la expresión exacta. Más bien volvía a ser normal, aunque tampoco es demasiado exacta. Cristal dormía plácidamente en su cama, mientras la luna brillaba muy fuerte, parecía reflejar la felicidad escondida en los parpados de cristal.
Sonó el despertador. Buenos días, reflejo. Pensaba Cristal mientras veía los pelos de leona que tenía.
-Mamá, me encuentro fatal...
-¿Y eso?
-No sé, supongo que un resfriado.
-¿Vas a clase entonces?
-Sí, pero dame una aspirina o algo...
Tomó la aspirina y salió, todavía no había terminado de amanecer. Salía siempre un poco antes, para contemplar como el sol subía a su lugar para iluminar cada acera, y cada carretera. Pero ese día el sol no salió, la tormenta sentimental que había tenido esos días se la había traspasado al cielo. La moto estaba congelada, y húmeda por el rocío de la noche, avecinaba un diluvio. Todo parecía de un gris en distintas tonalidades, faltaba la banda sonora de alguna canción triste...  Llegó a la universidad, le daba igual lo que parecía que iba a ser el día, estaba alegre, feliz. No vio ninguna señal. Quizás no quiso verla.

Sophí tenía los ojos hinchados, la boca manchada de chocolate, y varias botellas vacias cerca de sus pies, un par de paquetes de tabaco escondidos bajo un montón de vasos rotos, y la ropa por el suelo. Apenas podía mantenerse  en pie, ya no estaba borracha, pero ese horrible dolor la estaba matando. Hacía ya tiempo que esto no le pasaba. Desde la última vez que probó sus labios. Ya casi no los recordaba, mullidos, dulces, inseguros, acogedores, sexys, seductores y transportadores de felicidad. No quería enamorarse más, pero había pasado ¿No? La había besado, bueno, se habían besado. Él no se apartó, y le siguió, por unos segundos recordó cuando se prometieron amor eterno. Cuando nada importaba. ¿Quizás suicidio? Quizás debería dejar de existir, quizás no debería haberse metido en tantos lugares por él. Pero ella sabía que merecía la pena, que le quería, que era ese hombre.
-No puedo dejarlo ir, porque si se va, mi vida se va con él... -Dijo sollozando delante del espejo del baño. Había estado con otros, pero ni se molestaba en recordar bien sus nombres, a todos los llamaba igual : Cielo. Pero por dentro solo había una palabra Álex.
¿De verdad el amor que ella sentía era tan fuerte, como para renunciar a la vida por él?
La verdad era un sí, un sí rotundo y sin dudas. Cogió un lápiz y un boli...
-Prefiero morir, que vivir muerta sin tu amor. - Leyó para sí, le tembló la voz al pensar en la rabia, en que quería gritarlo. Era pronto, pero el sol ya debería haber iluminado la habitación. Sin embargo gotas de lluvia caían por todas partes. Cogió un libro de sus pertenencias, y lo tiró, lo estampó contra el cristal. Este se rompió, dejando caer sobre ella muchos cristales pequeños. Su sufrimiento era real... Ella lo sabía, ella lo amaba. El fin en su caso justificaba cualquier medio. Había luchado contra todo por él, y él solo veía   que ella era mala. Pero si era mala era por él. Tiró la nota por el agujero que había dejado  el cristal, por el mismo que había caído el libro. Lo tiró prendido con un mechero cippo. Si  era cierto lo que ponía ahí, era mejor que nadie lo supiera.
-Debo hablar con él, no puedo dejarlo marchar... No puedo...
Salió en su busca pero antes de terminar el pasillo él salió del ascensor, y se acercó a ella, se le notaba incómodo.
-Hola... Iba  a bajar para hablar contigo...
-¿Estás bien, Sophí? ¡Estás sangrando, y hueles a alcohol!
-Tenemos que hablar, ¿Qué ha sido eso? -Dijo caminando con traspiés.
-¿El qué?
-Que hayas subido ha hablar conmigo... No le voy a decir a tu chica que me besaste, no me serviría de nada, te perdería. Te perdería más.
-Eso no me preocupa.
-¿Entonces?
-Vengo a hablar de lo de ayer.
-¿Por qué lo hiciste Álex? ¿Por qué no te quitaste? Ya casi había olvidado el sabor de tus labios, el movimiento de tu lengua, la sensación de que eres para mí.
-No lo sé, joder. Tú eres la que me besó, yo solo...
-Tú solo me besaste...
-Joder Sophí, quiero a Cristal, y lo sabes.
Iba vestida por decirlo de algún modo, con un vestido que dejaba poco a la imaginación  y se veía bastante incómodo...
-Lo sé.- Musitó.- Podemos ir a mi cuarto un segundo, o mejor espérame aquí, voy a cambiarme.
-Te acompaño.
Entraron en su habitación, mientras a Álex los ojos se le salían de las cuencas ella sacó un albornoz y se dirigió al baño. No quería que Álex la viera tan vulnerable, tan indefensa.
-Sophí... ¿Qué ha pasado aquí?
-El huracán Álex.-Los ojos de Álex empezaban a llenarse de lágrimas. Le estaba destrozando sin quererlo. Miró la ventana, y la sangre que había caído cuando los cristales atravesaron a Sophí. Ella salió del baño, pese a los ojos hinchados y las heridas, ese toque desenfadado y tan humano la hacía más atractiva.
-Deberías irte...
-Todavía no lo hemos hablado todo.
-¿Qué quieres que hablemos? Que la amas, que bla que bla y que más bla. Que me duela más todo.
-Joder Sophí.
-No, no quiero darte pena, vete... Eres uno más, encontraré a alguien que te sustituya. Tranquilo.
-Yo también siento algo por ti, ¿Sabes? Fuiste mi primer amor, y desamor. Me hiciste hombre, y yo te hice mujer. Y no has dejado de luchar, y eso hace que sí, que sienta algo. Pero Cristal es el amor de mi vida, lo sé, la miro a los ojos y no puedo evitar sentir con ella el mundo entero en un instante.
Sophí se acercó mucho a su cara, y puso los ojos del uno en frente de los del otro.
-¿Y yo? ¿Qué te hago sentir yo?
-Muchas cosas pero...
-Pero no como ella. Lo sé. Solo te voy a pedir un favor, hazme el amor por última vez, pero no hablo de sexo. De que me mires como me mirabas, de que me sonrías como antes lo hacías. De que me beses y me digas todo lo que sientas. Prometo que luego desapareceré.
-No puedo besarte.
-Joder, luego prometo irme, lo prometo.
-Es que no sé si quiero que te vayas.

Ya eran las 11 de la mañana y Lucas estaba despertándose, su apartamento había cambiado totalmente, estaba ordenado y re-decorado con gusto. Había comida en su nevera, y no había ninguna botella de güisqui, sacó su portátil y comenzó a investigar.
Google. Cristal Hernández. Una cuenta de facebook.
-No es ella. Chica de unos 18 años, buenas notas, guapa, divertida, no ha tenido muchos problemas. Joder, en algún lugar debe estar su número. A ver redes sociales de gente joven. ¿keteké? mmm, no. ¿Twitter? Tampoco... ¿Tuenti? Sí, aquí está. A ver, información personal... Demasiado fácil.
Sacó el móvil. Marcó su número.
-¿Sí, quien?
-Hola preciosa.
-Ah, hola Lucas. Lo siento, pero ahora no puedido, digo puedo, no puedo hablar, estoy en clase.-Del susto se le atragantaron las palabras.
-¿Te gusto?
-¿Qué?
-Que si te gusto.
-Sí, no , yo que sé. Estoy en clase.
-¿Cuánto te queda?
-15 minutos.
-Voy a por ti.
-¿Qué? Bueno vale, adiós.
Una sonrisa malvada se formó en sus labios. Cogió su coche peugeot 206 azul añil y fue hacia la universidad. Puso un CD de música grabada del ordenador, y empezó a tararear sus canciones.
Llegó después de 20 minutos, Cristal esperaba en la puerta con una amiga hablando. Era Helena. Al ver que un coche esperaba a su amiga, se despidió  y se marchó.
Cristal se acercó a la ventana del copiloto.
-Hola preciosa.
-Hola Lucas.
-¿Subes?
-Yo, es que...
-Tenemos que hablar, e ir a un sitio.
-Está bien.
Subió al coche, no paraba de mirarla, de repasar todo su cuerpo. Y reparar constantemente en su escote. Eso ensuciaba un poco su mirada.
-¿De qué quieres hablar?
-No piensas huir, ¿Verdad?
-No huyo.
-Me gustas, y sé que yo a ti también.
-Y ¿Cómo estás tan seguro? -Cristal enarcó una ceja.
-Porque estás aquí, si no te gustara, ya me hubieras mandado a la mierda.. ¿No crees?
-Puede.-Se puso colorada como un tomate. Calada.- Bueno ¿Y a donde vamos?
-A los Jardines del Real, resulta que tengo que hacer fotos allí, y claro, también estrenar mi cámara de fotos... Necesitaré una modelo... ¿No?
-Pero, ¿Eres fotógrafo? ¿Y no me avisas? Estoy horrible. - 'Mentira' pensaba Lucas.
-Nos esperan allí una amiga mía maquilladora y el vestuario...
Lo cierto es que Lucas había conseguidos dos trabajos, de los cuales uno era fotógrafo para revistas o catálogos. Llegaron. Allí estaban Marina y Paula. Ambas fueron efusivas y simpáticas con Cristal. Todavía no había roto a llover, pero como lo veían inminente todo el maquillaje era waterpoof. Una gran radio sonaba a todo volumen para crear ambiente, todo esto le encantaba. Comenzaron las poses, llevaban una hora de fotos cuando decidieron parar para comer.

-¿Te ha gustado? Sales en todas genial.
-¿Tú crees? Pero debería irme ya he quedado con mi...
-¿Con tu novio?
-Bueno, no, no es mi novio. No tengo claro lo que somos.
-¿Por qué no me lo habías dicho?
-¿Te crees que no lo he intentado? Es que, tú también, quiero decir que ... No sé joder.
-Entonces te gusto. Y tú a mí también. Las cosas no irán tan bien con tu chico cuando eres capaz de hacerte una sesión de fotos con un chico que apenas conoces, te gusta y no has cruzado con él ni veinte palabras seguidas.
-No es tan sencillo.
-Ni tan difícil.
-Me gustas, pero le quiero. Le amo.
-No tanto si eres capaz de acercarte a mí.
-¿Por qué haces esto?
-¿El qué, luchar por ti?
-Sí.
-Porque me gustas, porque miro tus ojos, miro tus labios, y para qué engañarnos, tu cuerpo, y quiero hacerte el amor. Porque te escucho hablar y quiero oír todas esas palabras día a día.
Cuando estaban a dos milímetros el uno del otro sonó el móvil de Cristal.
-¿Sí?
-Cristal, soy Álex.
-¿Pasa algo, cariño? Tenemos que hablar...
-No, no vamos a hablar. Por favor ahora no me interrumpas. ¿Vale?
-Está bien.-Se levantó y se dirigió al baño.-Ahora, habla.
-Tenemos que dejarlo. ¿Recuerdas a Sophí? -Entonces entendió todo, la rubia de la farmacia, la pelea fuera de la discoteca eran la misma.-Bueno ha venido a España, aunque no por mí. Y hablamos, nos dimos un beso. Y yo no quiero hacerte más daño Cristal, no quiero.- Su voz empezó a temblar más de lo que ya lo hacía.- Y no sé, estoy confuso, te quiero eso no lo dudes, pero ella...Yo...
-Está bien Álex, se acaba. Pero se acaba para siempre, no voy a permitir que me hagas más daño de nuevo. Quiero que sepas que yo también estoy con otro chico ahora, se llama Lucas, y sé que él no haría lo que me has hecho tú. Eres un hijo de puta.
-Joder Cristal, te quiero, pero no quiero hacerte daño, no puedo ni pensar en que dentro de un tiempo pueda a llegar algo más fuerte con ella y ... Y te haga más daño.
-Es imposible.
-Lo siento mucho.
-Pero es que lo peor de todo es que me lo dices por teléfono. ¿Quien te crees que eres? Sí, yo he estado con Lucas, pero no nos hemos dado ningún beso ¿Sabes? Y también me gusta, y también es mono. Pero te quiero y eso me ha parado. Ya no me queda nada por decir. Adiós.
-Lo siento.
Colgó , llorando como una niña cuando le dicen que el viaje que hizo su perrito nunca tendrá vuelta. Se escondió en el baño y empezó a pegarle todo. Patada hacia delante, manotazo a la derecha. Lucas tocó la puerta del baño.
-¿Qué ha pasado?
-Me ha dejado.
-¿Quieres hablar?
-No.
-¿Quieres que me vaya?
-No, quiero hacerte lo que nadie te ha hecho. Vamos a tu casa.
Salió del baño.
-Está bien, pero por ahora solo hablaremos, ¿Vale? Podemos ser amigos primero.
-Gracias.
Se acercó poco a poco, como un animal con miedo a un humano y luego la besó, ella le correspondió con los ojos cerrados.
-Sé que no soy Álex... Pero puedo conseguir que me quieras, lo haré. Porque me encantas.
-Gracias, de verdad.
-Ve a la mesa y recoge tus cosas, tengo que llamar a las chicas para que no nos esperen.
Cristal fue recogiendo todo, hasta que salió del local y se sentó en la parte de delante del coche. Mientras tanto Lucas escribía un SMS.
Conseguido, tienes el campo libre nenita.