Capítulo 31 - Solo vio un muro, una coraza.

La habitación estaba bañada por la poca luz que entraba a través de las persianas.Cristal se había despertado, por una pesadilla quizás, sí, fue eso una pesadilla. En ella, volvía al instante en el que Fabio la había telefoneado, lo cogía, y regresaban todos sus peores momentos, la muerte de su padre, la de su madre, Alex.. La noche después de la discoteca, Sophí. Uno tras otro, como si fueran diapositivas de una película mala, y terrorífica. Se sintió aliviada al ver a Lucas a su lado, respirando. Era tan guapo.
Recordó la conversación con Fabio, como si fuera lejana y apenas había pasado una semana.
-¡Fabio, qué sorpresa! ¿Cómo estás, bambino?
-¡Cristal! Bien, quería preguntarte cómo te iba la vida, hace mucho que no hablamos, un año... Y lo cierto es que he pasado por Madrid por algunas cosas, y me he acordado de ti.
-Jo, Madrid...¿No puedes pasarte por Valencia?
-La verdad es que en una hora me voy, bueno cuéntame.
-¿De verdad? , Bueno tú lo has querido: Después de tu llamada, mi padre tuvo un accidente, lo que me hizo volver, conocí a un chico:Lucas, luego mi padre murió, tiempo después Alex llegó, murió mi madre ¿Te acuerdas de Sophí?Al final volvió con ella, y ahora estoy viviendo con Lucas, ah sí, y además en una semana es su cumpleaños y estoy planeando qué hacerle.
-Vale...Esto...Yo...¿Lo siento, y me alegro?En fin, cuantas cosas.-Dijo Fabio temiendo no poder responder nada mejor.
-No, si yo te comprendo. Mi vida es la comedia personal de Dios, si lo tengo clarísimo.
-El sentido del humor indica que una persona es inteligente.
-Pues mejor, porque si encima de todo lo que me pasa, fuera tonta, ya sería pasarse un poco, ¿No?
Rieron, hablaron 20 minutos más, y él partió en el avión hacia Italia.
Después del flash back , volvió a mirar a Lucas. Quería hacerle una fiesta sorpresa e irse juntos de vacaciones al día siguiente, mostrarle mundo, mucho mundo. Pero, ¿A quién iba a invitar? No conocía a su familia, ni a ninguno de sus amigos, excepcionando a Isaac. A sí, que decidió olvidarlo.
Lucas seguía respirando tranquilo, con su cuerpo casi desnudo, y su pelo despeinado. Cristal se hubiera pasado el día entero mirándolo respirar, pero miró el despertador.
Si no se había despertado ya, pronto lo haría, y hacer el desayuno no era una opción dentro de sus posibilidades. Pero había algo, rápido y divertido que le gustaría ver a Lucas.
Se miró en el espejo, estaba guapa, se peinó un poco, se puso su mejor corsé de ropa interior, y todo lo que venía con él a juego.
-¡Buenos días amor mío!¡Felicidades!-Gritó a pulmón, Lucas abrió un poco los ojos y cuando iba a tirarle una almohada , se dio cuenta de la situación.
-¡Joder! así es un placer despertarse.-Una sonrisa traviesa derritió a Cristal.-Estás preciosa cariño.
-¿No tienes hambre?-Dijo Cristal riendo moviendo el trasero de forma divertida.
-Mucha...Ven aquí que te voy a quitar eso de un mordisco. - Cristal se lanzó a sus brazos y él comenzó a hacerle cosquillas y a morderle.
-¿Cual es el plan de hoy, princesita?
-Manda el Cumpleañero.
-Mmm, ¿Más cosquillas?
-¡No! ¡Por favor!¡Lucas estate quieto, o te meto un calcetín en la boca!
-No tienes...-Lucas no pudo acabar la frase, un calcetín blanco y limpio, o eso esperaba él, había invadido su boca. Se lo quitó con cara de asco.- ¿Sí? ¡Te vas a enterar renacuaja!
Cuando la guerra y el amor había terminado y estaban desayunando, Cristal miró desde fuera la habitación. Las almohadas estaban cada una por su cuenta, el colchón estaba en la puerta del baño, las sabanas hechas un ovillo debajo del somier, habían roto una lámpara, y , esto ya no por la guerra, el escritorio había quedado vacío de sus moradores normales. Aquellos libros, bolis, estaban todos desperdigados por el suelo de la habitación.
-No pienso limpiarlo.-Dijo Cristal con una amplia sonrisa, y ojos desafiantes.
-A mí no me mires, hoy es mi cumpleaños. -Replicó Lucas con cara de superioridad.
-Bueno, no tenía pensado llegar a casa antes de las 12.- Ella simuló una risa malvada, y él dijo entre dientes, "cabrona" ambos volvieron a reír.
-Lucas, ¿Tienes familia?-Se arrepintió de su pregunta, si su familia había acabado como la suya, era mejor no saberlo.-Quiero decir...
Al instante miró a Lucas, estaba tenso, como si fuera una pregunta que jamás esperara tener que responder.
-Sí, bueno, tenía un hermano, pero murió. Y mi madre nos tuvo siendo adolescente , así que nos dio en adopción, con buena intención... Creo. Pero nadie quiso cogernos,porque siempre decíamos que íbamos en pack, y nadie quería a dos niños de 2 años , revoltosos y traviesos. Así que nos quedamos ahí hasta los 18. El uno culpaba al otro de no haber tenido una familia, así que, nos separamos y hasta ahora.
-Oh, lo siento Lucas, no pensé en que...Joder yo. -Pero los ojos de Lucas no mostraban ningún atisbo de tristeza, era como si contara la vida de otra persona, como si no hablara de algo tan doloroso.
-No pasa nada, cariño, de verdad. No fue tan grave como suena.-Incómodos terminaron de desayunar.
-Cariño, has sido un gran apoyo, y yo quiero serlo para ti. De verdad.
-Amor, lo eres. Pero no me tienes que apoyar en nada, mi vida no ha sido desdichada.Cuando mi madre nos dio en adopción éramos aun pequeños, un año  y poco más, pero no nos eligieron, y más tarde, es evidente que tampoco, pero después de aquello aprendí algo: el problema no era yo, ni siquiera mi hermano. Eran aquellas personas que no se sentían capacitadas, no las estoy criticando, sus razones tendrían, pero no era culpa nuestra. Y cuando salí me gané la vida y mira como acabé, fotógrafo de una revista de prestigio, con una novia encantadora, y en una casa patas arriba.
Ella rió su ocurrencia, luego intentó filtrarse por esos ojos profundos y encontrar algún síntoma de lo que había contado, quizás tristeza, o alegría. Pero solo vio un gran muro, una coraza.
-¿Por qué no la buscamos? Si la encontráramos podrías contarle todo... Y quizás te cuente por qué...
-¡No, joder Cristal!
-¿Pero, por qué no? Seguro que aun te quiere, no se puede dejar de querer a un hijo tan facilemente. Ni en mil años... Ni en millones, por muy joven que seas. Tu madre hizo lo correcto, la verdad, pero seguro que se ha pasado toda su vida buscandote... Y soñando contigo...-A Cristal se le llenaron los ojos de lágrimas, ¿Cómo podía no intentar encontrar a sus padres?
-Porque no. Y no quiero hablar más del tema. -Su mirada se endureció, no reparó en lo que ella podía sentir.  Y cuando lo hizo no se sintió culpable.
 -Está bien, estás en tu derecho.

En otra parte del mundo Sophí estaba frente al cristal del baño. Se miraba una y otra vez. Y no entendía por qué Alex no le había pedido matrimonio todavía. Estaba enamorado de ella, y ella , a su parecer, era preciosa. Quizás debería quedarse embarazada, o pedírselo ella.
-Sí quiero. -Simuló aquella situación con la más bonita de sus sonrisas. Pero poco a poco el vaho se iba comiendo el cristal. Ella perdida en sus pensamientos llegó hasta una parte nublada de su pasado. Como si sintiera una suciedad inmensa de repente, se desabrochó el albornoz de seda, que calló rozando su delicada piel.
Primero metió un pie, después tímidamente el otro, y cuando hubo estado dentro del todo, la bañera aumentó un par de centímetros. Sonrío, el agua caliente le relajaba. Pulsó el hidro masaje, y tiró varias sales de baño.
Se relajó del todo, y terminó de lavarse. Cuando salió el cristal todavía seguía empañado.
Escribió en el cristal un nombre, cuatro letras, que para ellas fueron más duras y pesadas que cualquiera otra palabra. Luis. Pasó la palma de la mano con brusquedad por encima para borrar aquel nombre. Y con la visión turbia del cristal se preguntó si había hecho lo correcto. Y si merecía la pena. No se lo pensó más veces, lo merecía.
Se puso un cómodo pijama de verano, y puso en marcha su táctica. Si Alex no le pedía su amor hasta que la muerte lo separase a las buenas, se lo pediría el predictor.
La familia de Alex era tradicional, y lo haría entrar en razón.

Alex estaba en el salón mirando la lluvia caer, gota a gota. Envidiando su ligereza, su libertad. <<La gota cae, se mueve con el viento y termina en cualquier parte. Pero en cuanto sale el sol, ésta surge de sus cenizas, evapora y vuelve a viajar donde quiere, sin dar ninguna explicación. Sin tener a...>>
-¡Cariño!
-Hola, Sophí.
-Huy, ¿Te pasa algo, amor?
-No, no, estaba pensando. Dime.
-¿Adivina quién quiere desordenar las sabanas de la cama hoy?- El tono con el que Sophí se expresaba, simulando ser una niña pequeña con voz de pito era casi tan irritante como ella en sí.
-No lo sé, solo sé que estoy muy cansado hoy. ¿Te apetece hablar, amor?
-¡No! Me apetece sexo. Joder, te recordaba más ¿Pasional?- Ella misma se dio cuenta de lo que había dicho, de lo insensible que estaba siendo, pero evitó pensar que ella tenía la culpa de ello.
-Pues búscate un amante, o un consolador. Yo necesito una relación aparte del sexo, hablar... Y esas cosas raras que me dan por hacer.
-Eres un borde.
-Ya lo que me faltaba.
-¡Eres un egoísta!-Sophí sabía que si explotaba soltaría cosas que no debía, así que cambió radicalmente de táctica. Si no conseguía el amor de Alex, se suicidaría. Lo había decidido mucho tiempo atrás, cuando todavía era una cría. -Oh, mi amor, yo... Lo siento, pensé que era porque yo no te gustaba. Me he pasado, perdón.
A Alex se lo llevaban los demonios, encima era él el que quedaba como malo. Estaba dispuesto a irse un par de día, lejos. No tenía ni idea de dónde, ni siquiera para qué. Pero con Sophí se ahogaba. Entonces oyó un sollozo, y la vio llorar como de costumbre para que él la viese y sintiese pena. Él lo sabía, pero no podía remediarlo.
-Cristal, yo...
Los ojos de Sophí se abrieron tanto, que Alex pensó que sin querer le había clavado un cuchillo en alguna parte.
-Sophí, yo no te quiero. Yo sigo queriendo a Cristal. Estoy harto. ¿Te crees que no sé que lloras para ablandarme? Te amé, sí. En pasado. Y más que a nadie.  Pero tú no estás enamorada de mí. Estás obsesionada, estás enamorada de lo que yo te hago sentirte. Soy el único hombre que se ha interesado por ti  por tus sentimientos, no por tu cuerpo, ni por tu dinero. Por tu antigua personalidad, porque ahora no puedes culpar a nadie de que no se enamoren de ti, no tienes personalidad, eres una sombra. Una especie de rastro horrible en ausencia de lo que se fue. Yo, mira... -Titubeó antes de decidirse del todo.- Yo no puedo seguir aquí. Puede que no seas para mí, pero serás para alguien la mujer más perfecta , bonita y dulce del mundo.
Sophí lloraba sin poder evitar sentir el corazón saliendo por su garganta. Estaba a punto del desmayo. Alex la miraba, y se iba acercando. Cuando tuvo sus ojos frente a él, dejó de ver dolor para ver rabia. Notó sus mandíbulas apretadas, y calló en la cuenta de que por inocente que pareciera, tener a Sophí de enemiga era peligroso. Demasiado.
-Tú, gran hijo de... - Le pegó con el puño en el pecho, una y otra vez. -No sabes lo que te amo, y lo que me humillas, te vas con una niñata. ¿Qué tiene ella? Dilo. Puedo operarme, puedo aprender a ser ella. No será difícil por ti, no sería nada difícil. Nadie daría más por ti que yo. Está con Lucas, ¿No te das cuenta? Lo ama a él no a ti. Desde el día que apareció en el hospital, tomando ese café, lo ama a él.
Alex miraba incrédulo la reacción de Sophí, estaba loca. Como una cabra. Pero algo pegó fuerte en su cerebro.
-¿Lucas? ¿Cómo sabes con quién está? Nunca te lo he dicho.
-Sí lo has dicho, varias veces.
-El nombre lo dudo, pero puede. Pero cómo se conocieron, nunca. De hecho yo no recordaba lo del hospital ni lo del café. Y sigo sin recordarlo mucho. - Silenció para poder ordenar sus ideas. Por una parte no podía ser que él se lo hubiera mencionada, no a ella... Pero por otra. No , no se lo había dicho. Y... ¿Entonces cómo podía saberlo? La miró, estaba asustada, sus ojos mostraban miedo. Miedo a que te pillen infraganti en un trapicheo, no miedo a que te pillen mintiendo. ¿Había hablado ella con Cristal? No podía ser cierto. -Sophí, ¿Cómo sabes tú eso? ¡Responde! ¿Has hablado con Cristal?